El mapa no es el territorio

Cada persona construye su propia visión del mundo y ésta difiere de un individuo a otro. Es decir, la realidad es diferente para cada persona. Cualquier proceso de cambio comienza por detectar cuál es nuestra interpretación de la realidad (nuestro mapa del territorio), cómo desarrollamos un tipo de carácter o personalidad gráfica (estilo) y, por lo tanto, cuáles son nuestros patrones y hábitos que limitan nuestro aprendizaje y/o evolución.
Nuestro mapa del mundo lo construimos despues de que la información del exterior haya pasado por una serie de filtros. Estos filtros pueden ser cognitivos, como los valores, las creencias, la historia personal, los prejuicios...; o pueden ser sensoriales, como la vista, el tacto, el olfato, etc. Lo que hacen es omitir, generalizar o distorsionar la información con la que después interpretaremos la realidad.